Miércoles, 17 de julio de 2019, 11:06 p.m.
Lo más terrible de sobrevivir
Leo "El coraje de sanar", he aprendido a identificar que cierta inquietud y ansiedad es mi ser diciéndome que necesito
seguir avanzando en esa herramienta (el libro) y seguir enfrentándome a mi miedo, seguir sentando las bases para soltar
el terror del abuso, de estar en un mundo inseguro y hostil. En un mundo que calla a las víctimas, que las violenta
a través de los años con la indiferencia y el señalamiento, con el machismo y la opresión. Es molesto y perturbador que
cada experiencia, pensamiento, lectura que tengo pasa por mi ser en el mundo como sobreviviente de abuso sexual
infantil. Hoy leía el libro, ahora en la noche, y llegué a la página 205 en la que lanzan una pregunta: "¿Qué fue lo más
aterrador?" Y escriben Verbatims de mujeres sobrevivientes que han respondido la pregunta, llegué a esta: "lo más
terrible ha sido dejar de envolverme en una nube. Comprometerme a estar presente ha sido muy aterrador".
Ha sido tan aterrador como el abuso mismo, voy construyendo espacios seguros a lo largo de mis días, salir de ellos
es un reto abrumador, desgastante, siento que vivo los días cansada, agotada, desgastada por ese reto constante de vivir,
de salir de… de estar en otros espacios, de ir rápido para llegar más rápido a, de demorarme un poquito más para evitar
estar expuesta más rápido, de interactuar rumiando: ¿Si el otro supiera que soy sobreviviente de abuso sexual,
qué pasaría? ¿Habrá empatía? ¿Indiferencia? ¿Me dirán que no importa y que debo seguir?
¿Me dirán lo que mi mamá, que ha sido violentada pero que ella elabora distinto? ¿Seré merecedora de su afecto?
¿De su respeto? No estar me permite no pensar en todo eso, y si lo racionalizo el nudo en el pecho me lo recuerda.
¿Cómo estar presente sin integrar todo eso que soy? ¿Cómo integrar todo eso que soy sin los otros y otras?
¿Cómo me acerco a otros con la sombra del abuso sexual? ¿Me escudo en todo esto? ¿Proyecto mi rabia en cada
situación que me lo permite para no irme contra mi misma?
seguir avanzando en esa herramienta (el libro) y seguir enfrentándome a mi miedo, seguir sentando las bases para soltar
el terror del abuso, de estar en un mundo inseguro y hostil. En un mundo que calla a las víctimas, que las violenta
a través de los años con la indiferencia y el señalamiento, con el machismo y la opresión. Es molesto y perturbador que
cada experiencia, pensamiento, lectura que tengo pasa por mi ser en el mundo como sobreviviente de abuso sexual
infantil. Hoy leía el libro, ahora en la noche, y llegué a la página 205 en la que lanzan una pregunta: "¿Qué fue lo más
aterrador?" Y escriben Verbatims de mujeres sobrevivientes que han respondido la pregunta, llegué a esta: "lo más
terrible ha sido dejar de envolverme en una nube. Comprometerme a estar presente ha sido muy aterrador".
Ha sido tan aterrador como el abuso mismo, voy construyendo espacios seguros a lo largo de mis días, salir de ellos
es un reto abrumador, desgastante, siento que vivo los días cansada, agotada, desgastada por ese reto constante de vivir,
de salir de… de estar en otros espacios, de ir rápido para llegar más rápido a, de demorarme un poquito más para evitar
estar expuesta más rápido, de interactuar rumiando: ¿Si el otro supiera que soy sobreviviente de abuso sexual,
qué pasaría? ¿Habrá empatía? ¿Indiferencia? ¿Me dirán que no importa y que debo seguir?
¿Me dirán lo que mi mamá, que ha sido violentada pero que ella elabora distinto? ¿Seré merecedora de su afecto?
¿De su respeto? No estar me permite no pensar en todo eso, y si lo racionalizo el nudo en el pecho me lo recuerda.
¿Cómo estar presente sin integrar todo eso que soy? ¿Cómo integrar todo eso que soy sin los otros y otras?
¿Cómo me acerco a otros con la sombra del abuso sexual? ¿Me escudo en todo esto? ¿Proyecto mi rabia en cada
situación que me lo permite para no irme contra mi misma?
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